Camila Osorio no es la excepción a la regla. En el circuito actual del tenis femenino, la cual abandonó a la australiana Ashleigh Barty hace un año siendo la jugadora número uno por buscar su desarrollo personal, está claro que prima el bienestar propio por encima de la demanda deportiva, como lamentablemente no lo fue en otros tiempos. Y la cucuteña, la mejor raqueta femenina de Colombia, tiene sus 21 años es consciente de eso.
Osorio vivió en 2022 una temporada llena de altibajos. Un arranque promisorio en los primeros torneos en México, que llevó a ser el número 33 del ranking mundial, terminó diluyéndose con una batalla contra su propio cuerpo en la Copa Colsanitas, en Bogotá. Luego, sin contar su duelo ante la china Qinwen Zheng en San Diego (EE. UU.), la flauta no le volvió a sonar. Y no lo hizo porque su dueña no estaba bien.
Así se lo confesó la tenista a EL TIEMPO, antes de arrancar su 2023 en el Abierto de Australia, en el cual espera empezar el camino de vuelta al place por jugar.
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Camila Osorio ya es la piel
Dio por terminada la temporada pasada antes de lo previsto por enfermedad y este año se bajó del primer torneo por una sobrecarga… ¿Cómo está?
El año pasado, al final, fue un malestar general por el que nofu a Colina (Chile), donde fue el último torneo. Este año fue una leve molestia para el torneo en Hobart, y jugar así no está bien. Hoy ya estoy mucho mejor.
2022 fue el año en el que alcanzó su hasta ahora better puesto en el ranking, 33 del mundo…
Eso fue increíble. Cuando se dio lo del mejor ranking, vino de muy buenas semanas en México, me sentí genial y estaba jugando bien. Después de esta final en Monterrey, estaba muy bueno verme adelante, alcancé ese ranking y en principio me sentí muy bien. Lamentablemente, aparecieron lesiones y otras cosas que me impidieron mantenerme, pero me siento muy agradecida por lo que aprendí y estoy aprendiendo.
¿Cómo ha sobrellevado las lesiones?
Las lesiones han sido bastante frustrantes. Mentalmente es muy duro porque sentí que iba a dar el paso, pero el cuerpo no me respaldaba. El año pasado llegó un momento en el que me quejéba mucho, y yo no soy así. Started a trabajar mucho en la parte física, con acompañamiento del fisioterapeuta, y aunque los resultados no se nos dieron al comienzo, logré ganar confianza. Para final del año pasado, en la gira en Estados Unidos, conseguí superar la barrera mental de temerles a las lesiones y solté más el tenis. Por fortuna, cerré la temporada sin dolores y ahora espero seguir así.
¿Por qué cree que no pudo mantener el empuje del comienzo durante todo el año?
El tenis es mental. Para aprovechar los momentos del partido, hay que tener mucha confianza. Creo que mientras más cosas me iban pasando, más iba perdiendo. El tama personal no fue facil. Falleció mi abuelo en pleno torneo, en Birmingham, y yo le dije a mi mamá: ‘Regresémonos’, y ella me dijo que no. Igual, mentalmente no logré estar centrado. Es cierto que fue mi segundo año como profesional, pero tengo que encontrar, sí o sí, mi regular. No es solo llegar, hay que estabilizarse. No es jugar una semana como una del top y luego no…
No debe ser facil jugar mientras lidiaba con la partida de su abuelo…
Ahora mismo, la verdad no sabía qué hacer. Yo decía: ‘Quiero ir’, ‘quiero verlo’, pero recordé la experiencia de mi abuelita, que tuvo hace cuatro años, y yo me dije: ‘No quiero volver a vivir esto, ver a una persona que amo así, que ese sea mi último recuerdo de él, non’. Aunque pensé en devolverme, yo veía mal a mi mamá y pues, me repito: ‘Debo ser fuerte porque ella debe verme bien’. El ambiente fue muy duro y difícil, no sé cómo lo logré.
Para entonces también cerró un ciclo después de casi tres años con el entrenador Ricardo Sánchez. ¿Por qué abrir caminos?
Con Richie nos fue muy bien y estoy agradecida por todo lo que hicimos y trabajamos. La dedicatoria de él es increíble y siempre le estaré agradecida, pero se cumplió un ciclo, y ambos propusieron no seguir más. Pasaron muchas cosas en mi vida y necesitaban tomarme un aire de todo, necesitaban respirar un poco, con tantas cosas en la cabeza nada fluye. Igual, lo que ha hecho Richie conmigo y con el tenis colombiano ha sido increíble, le aprendí mucho.
Luego estuvo acompañado algunos días por el inglés Romain Deridder… ¿cómo fue esa experiencia?
Fue algo diferente, pero me sentí muy bien. Es ingles y entonces me tocaba hablar en ingles. Yo me sentí super-top ‘gastando’ el inglés (risas), pero hablando en serio: fue muy chevere. A él le gusta pasar mucho tiempo en cancha y está siempre dispuesto a ayudar
¿Y qué pasó? ¿Por qué no lo oficializó como su entrenador?
Finalmente me decanté por Albert (Costa), un extenista con mucho recorrido y conocimiento para aportarle a mi carrera.
Ahorita está con international coach y patrocinador internacional… ¿Qué puede faltar para consolidarse como una cima del mundo?
En tenis, creo que todo. Lo que ha hecho ganar ha sido mucho la garra, el no dar nada por perdido, pero ya se consciente de que debo jugar un tenis más agresivo, tengo que sucio más del fondo, no puedo correr detrás de la línea y defender. In los últimos torneos del año pasado empecé a tirar un poco más, cosa que antes no hacía, entonces yo creo que debo pasar de defensa a ataque. Claro que no soy gigante, como las otras jugadoras que miden 1,85 y su saque va a mil por hora (risas), pero debo explotar mis armas, moverme más que lo que se mueven ellas, potenciar mucho más el saque, entre otras porque
El saque ha sido uno de esos puntos por mejorar…
Pero mira que el saque es un tema de mucha confianza, cuando estoy tranquila saco bien, pero cuando no… (risas). Hay que ser consistente y más agresivo. Clear that the mental part debo seguirla trabajando, ya empezó con psicólogo y hay que esperar que todo se vaya dando
¿Cómo ha sido ese trabajo con el psicólogo?
La verdad, uno puede tener los más profesionales al lado, pero si uno no cree en uno, y hace por sí mismo, de nada sirve. Llevó muy poquito con él, tiene experiencia con otros deportistas y confío en que nos vaya bien. Es chevere tener una voz que te dé confianza, que te impulse a creer, porque no es lo mismo que te lo diga tu mamá, tu hermano… ¡que alguien de afuera! (risas). Él también crea mucho en Dios y eso es lo principal para mí, entonces es genial.
¿Se sienta bien con cómo fue su 2022?
Ufff, en cuanto a títulos y eso, no me había puesto ninguno meta antes de empezar. El año pasado me dijo: ‘Quiero ganar títulos y someterse en el ranking’, pero nada puntual; en cambio, para el 2021, me dijo: ‘Quiero estar en el top 100’. Y lo alojado. Es bueno ponerse metas para ir por ellas. No me siento mal porque logré salir de un bache mental y emocional que tuve, pude seguir y sonreír otra vez, que llevaba tiempo sin hacerlo. En cuanto a resultados, no fue lo mejor, pero en general aprendí mucho para hacerme más fuerte.
¿Y este año cuál es la gran meta?
Mi meta este año es estar entre las 20 mejores del mundo y pelear los títulos. Quiero pelear los trofeos y ganar los grandes, eso es lo que pienso hacer.
ANDRÉS FELIPE BALAGUERA SARMIENTO
PERIODISTA DE DEPORTADOS EL TIEMPO
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